La Pandera Puerto de la Hoya
Los llanos de la Nava, el Puerto de la Hoya. En la Pandera. UNA FANTASIA SOÑADA.
La experiencia de esta Ruta, que realizamos por primera vez en abril de 2011, me acompaña. Fue una ruta accidentada. Penosa. La dificultad de una novel senderista nos complicó a todos. Complicación que disparó deseos de nuevas infraestructuras para los voluntarios de protección civil. Acciones voluntarias, poco acertadas, que recordamos con risas ahora. Cuando el acierto de Javier nos puso a salvo de mayores complicaciones.
Tenía, tengo ganas de repetir esta ruta. Necesito una experiencia reparadora. Lo intentaremos.
En mi recuerdo está presente el recorrido. Aparcamos en el Puerto Cobertera. 1150 metros de altitud. A nuestra derecha se alza el Cerro de la Luna, en Ventisqueros, 1763 m. Lo reconocemos. Estamos en la cara sur de la gran mole: La Sierra de la Pandera, 1872 metros sobre el nivel de mar.
Nos sale al encuentro un cortijo próximo. Sus enormes perros guardianes nos informan de la vida cotidiana ganadera del mismo. Un estante circular, repleto de agua, es el punto de encuentro de unos patos. Indicadores de la biodiversidad que se concentra en los entornos habitados de los cortijos de la sierra.
Nos acoge una vereda. Nuestra vereda, nuestra amiga. Nuestra guía. Vereda que abraza suavemente la Sierra , por la cara este, y nos introduce en un inmenso paisaje. Es necesario pisar en el lugar oportuno. La vereda, firme, antigua, cargada de historia, cargada de caminantes de antaño, nos acepta. La subida es fácil. Los pequeños altos nos permiten otear al próximo y conocido Pitillos. El Pantano, espejo matinal, nos lanza reflejos solares molestos. Un hilillo acuoso, serpentea por la superficie.
La vereda nos va a mostrar su sabiduría acumulada. La mano del hombre queda patente.
Para salvar la subida se han construido muros de piedra, que dan consistencia a la vereda.
Nos permite pisar firmes, seguros. La superficie ganada a la sierra nos ofrece un piso amplio. Subimos. Respiramos. Subimos. Un poco más.
Alcanzamos la cara sur de la Pandera. Nos alejamos. Las vistas se multiplican. En primer plano La Cresta de Matamulos. Aun no vemos la cima de la Cruz de la Chimba. (1125 m.).
El telón de fondo lo conforma Grajales. A su izquierda Puerto Alto. A su derecha los Llanos de Palomares. Muy al fondo El Almaden.
La vereda nos ha permitido conquistar los Llanos de la Nava. Estamos arriba. La nieve, La Pandera está a nuestro alcance. Una alfombra mullida nos soporta, nos mece. Extensa llanura, en lo alto, impensable. Gozosa.
Envueltos en plena naturaleza, acunados por un tapiz natural de flores nos dejamos llevar.
Si queremos podemos gozar de estas sensaciones íntimas que son fruto del esfuerzo realizado.
Nos espera el Puerto de la Hoya. Ya nos asomamos a la civilización. En esta ocasión vamos a acortar nuestro descenso. En Riofrío tomaremos el autobús. Ojala que en esta ocasión podamos reparar la experiencia pasada.
Ciriaco Castro Toro. Psicólogo municipal.