Martos - Arroyo del Santo Nicasio 15/11/2008
Martos - Arroyo de Santo Nicasio. Entre los recuerdos infantiles extendidos por toda España está el dicho: “ENTRE PINTO Y VALDEMORO”. En mi recuerdo infantil permanecía una deseosa adecuada explicación a este dicho. Y cual no fue mi sorpresa cuando cayó en mis manos un texto que lo explicaba:
En una ocasión un hombre que había bebido en demasía se dirigía por el camino en dirección a Madrid. Un pariente le comentó que pasaría por una senda que cruza un arroyo. Arroyo que divide los términos municipales de Pinto y Valdemoro. El señor contento y animoso, más por efectos de su embriaguez que de su edad, recorría su camino. Y no se le ocurre otra cosa que abandonar su senda y establecer un juego consigo mismo. Se sitúa en el margen izquierdo del arroyo al tiempo que afirma: Ahora estoy en Pinto. Salta al otro margen y constata: Ahora estoy en Valdemoro. Pero un salto fallido en su juego le hace caer al arroyo. Y todo mojado exclama: Y ahora estoy entre Pinto y Valdemoro.
Esta historia me acerca al recorrido de nuestra marcha. Y con su recuerdo me aproximo a los términos municipales. Tanto los términos municipales, como las provincias, las comunidades autónomas y los estados establecen unos límites que permiten identificar en el territorio su espacio de influencia y de identificación. Estos espacios suelen coincidir con accidentes geográficos, ríos, montañas. Otras veces aparecen líneas rectas como límites o fronteras que nos expresan el resultado de un acuerdo multilateral al repartir un amplio territorio. Así sucede con algunos nuevos estados del continente africano.
Los términos municipales varían mucho en extensión de un municipio a otro. Razones de tipo histórico, asociadas a la zona de influencia de sus propietarios, nobles, están en la base de esta explicación.
Hay municipios nuevos que se independizan de otros. Es el caso de nuestro vecino Torredelcampo. Su extenso término municipal es consecuencia de la desidia de los gestores del municipio de procedencia Jaén.
Nuestra marcha nos acerca por la CAÑADA REAL DE SANTO NICASIO al llamado Pilar de la Dehesa. Atrás a la izquierda dejamos La Viña de la Orden. También queda el arranque de la antigua VEREDA FUENTE DEL ALCALDE. Visitaremos el antiguo lavadero público, penoso porque exigía tener los pies dentro del agua para poder lavar. El pilar de la “arrabala” nos informa de otro lavadero privado. Con el paso al margen derecho del Arroyo del Santo Nicasio llegamos al término de Torredonjimeno. La CASA DEL MAYORAZGO, a la izquierda, nos muestra su estado ruinoso. El cortijo de San Antonio, a la derecha, junto al camino del mismo nombre que llega al núcleo urbano. Los arroyos del Barranco y de la Teja tributarios del A. Del Santo Nicasio.
En el margen izquierdo veremos el Cerro de la Cañada Oscura. Paraje que aloja a la Estaca Grande. En lo profundo nos queda el Barranco del Hocino, permeable por el camino que le da acceso, a la izquierda.
El cerro la Atalaya, con sus 624 metros de altitud, al fondo a la izquierda nos orienta en la conveniencia de bajar en dirección a las Salinas de San José.
Conectamos con la VEREDA REAL DE BAENA. Dejamos las charcas de jamila a la derecha. Disfrutamos del Cortijo de las Quebradas, viejo conocido nuestro. Y una borrachera de OLIVOS CENTENARIOS, alegres por los nuevos caminos que recorren estos parajes, nos acercarán a Martos.