Turismo en Martos

Las Casillas 21/05/2011

Las Casillas. La ruta a Las Casillas nos trae recuerdos de pueblo. Nos permite reencontrarnos con el medio rural.

Nos posibilita recrearnos en un mundo de sentidos. La primavera poblada de colores diferentes. Los pequeños prados florecidos, pastos de los incansables insectos. Pastos baldíos, antiguos espacios de esparcimiento para los rebaños de ovejas. Paisaje mixto. Espacios de convivencia entre la monótona campiña y los valles fluviables, con un paisaje de sierra como telón de fondo. La comida casera. 

Nuestro reencuentro con las “papas fritas a lo pobre”. Y la presencia continuada de cortijos.

Su recorrido nos adentra en una ruta para el recuerdo. Su peculiaridad es una garantía para que se grabe en nuestra memoria. Su recorrido, de ruta casi clásica, nos llama a los recuerdos anteriores.

Los caminos se multiplican. El Camino de Belda, camino principal, punto de confluencia del Camino de Azulejos y del Camino de las Máquinas. La Vereda del Coto nos atraviesa el Arroyo del Salado y nos entrega a la Vereda de los Carriles. Aquí el Cortijo La Ventilla permanece como parada obligatoria. Lugar de parada histórica con su abrevadero del Charcón del Coracho.

Entre todos los cortijos nos llaman la atención algunos nombres. El Cortijo del Fraile de Belda. El Cortijo del Capitán. El Alamillo, Cortijo Negro. Cagasebo. El Contaero o Casería de Doña Pilar. Y por encima de todos TOSAIRES.

Pero esta ruta nos permite recordar también datos de su rica historia. Remota. Los restos iberos, documentados, centrados en el Cerro de San Cristóbal. Territorio de un poblado, BORA, tan importante que en el siglo II a. c. llegó a acuñar moneda propia. Y otros restos esparcidos por otros tantos cerros, contiguos, sede de 16 Turris iberas.

El Castillo del Víboras, centro de la población árabe, fue construido en el siglo IX- X. Este Castillo es conquistado en el año 1224, por Fernando III. Se cede, junto con Porcuna para su gestión a la Orden de Calatrava.

Las Casillas pierden su independencia en el siglo XIX después de la Desamortización de Mendizábal. La Encomienda del Víboras se privatiza. Y los Cuartos Bajos y los Cuartos Altos se venden a D. Pablo Castanis y D. Narciso Masoliver Freixas. D. Pablo manda construir las 12 casas, una era, unos almacenes de grano. Allí aloja a 12 colonos para que trabajen sus tierras. Y el poblado, ahora diseminado, se concentra en su nueva ubicación. Por eso se le conoce como Las Casillas de D. Pablo. La construcción de su iglesia en el año 1925, por Francisco Martín Serrano, el Alcalaeño, de estilo neogótico, ayuda a asentar la población y a recibir las actas bautismales de la ermita de Vadofresno.

Este pasado reciente común nos ayuda a explicar algunos de los movimientos colectivos de los casilleros. Aquí proliferan varias agrupaciones de obreros, como La agrupación de obreros agrícolas.

La honradez, de 1905. Su sentido comunitario permanece y se hace patente en proyectos comunes, como la elaboración últimamente del aceite ecológico.