Turismo en Martos

Los Molinos de Agua. El Cubo 26/01/2013

 

Los Molinos de Agua. El Cubo. Un descubrimiento del pasado próximo. 26.01.2013

El paréntesis de la aceituna nos aleja de nuestras rutas. Con enero retomamos nuestras experiencias. Algunos senderistas me transmiten su inquietud ante la próxima ruta.

Sentimiento que se me acrecienta al documentarme y ampliar mi información sobre los molinos hidráulicos.

Accedo al Catastro del Marqués de Ensenada, año 1752, y descubro la pregunta nº 17: Si hay alguna mina, salinas, Molinos harineros, o de papel, batanes, u otros artefactos en el termino, distinguiendo si de metales y de que uso, explicando sus dueños, y lo que regula produce cada uno de utilidad al año.

En las páginas 35 – 40 se hace una descripción detallada de los molinos de Martos y de sus propietarios. Aquí se indica la existencia de 3 molinos harineros en la Pontezuela, cuyos propietarios son Pedro Moreno, Bernardo Alboz y Martín Ortega. Uno de ellos estaba situado junto a la Torre García.

Construcción fortificada del año 1246.

Mi inquietud se une a una gran expectativa por poder recorrer y reconstruir juntos, en esta ruta, el mundo mágico del uso del agua. Nuestro territorio guarda celoso la experiencia acumulada de nuestros antepasados durante muchos años. Me ilusiono al descubrir y participar de un espacio lleno de historia. Me ilusiono al intentar “leer e interpretar” esos signos, evidencias del uso y asentamiento humano en el territorio de esta ruta.

El Pocico nos exige una parada para comprobar la fuerza del agua, que la preñez de la Sierra de la Grana expulsa por una de sus salidas primerizas.

Lugar de socialización, espacio de tertulias prolongadas en los largos días de lavado de las mujeres del barrio de la Fuente de la Villa. Terreno común desprovisto actualmente de este calificativo.

En la Pontezuela descubrimos los restos del segundo molino. Afirmamos, de la mano de sabios arqueólogos, la existencia de un molino, el tercero, de la época de los romanos al comprobar la conducción del agua en la presa romana, que vamos a visitar.

La magia del agua se hace cascada en el nacimiento del Arroyo del Cubo, que recibe agradecido las aguas del Arroyo La Maleza y el Arroyo de las Mulas.

El Cubo crea en su inicio un pequeño bosquete de ribera, auténtico nicho ecológico que nos aleja del reiterado paisaje uniforme de nuestros olivares.

Sobre el espacio de una antigua villa romana D. Luis de Guzman, Comendador de la Orden de Calatrava, manda construir en el año 1437 un molino harinero, el Molino del Cubo. En él se confunde el nombre del arroyo con el nombre que se da a este tipo de molinos. Diferentes de los molinos de aceña que reciben el impulso de agua en una piedra vertical.

El molino nos abre al conocimiento sabio necesario para moler múltiples elementos: cereales, aceituna, uvas, minerales, zumaques. El molino hidráulico nos conduce al sabio uso del agua en la alimentación de los fuelles de las fraguas.

Pero mantenemos la duda de si en esta ruta vamos a encontrarnos con la niña que mantiene su llanto continuado en el Molino del Cubo.